viernes, 28 de septiembre de 2012

LAS FORMAS Y LOS ELEMENTOS DEL MOTIVO. COMPOSICIÓN.

El ser humano cuando percibe una cierta imagen suele hacerlo de una determinada forma y en un determinado orden, pero además existen ciertos aspectos que ayudan a captar la atención del cerebro y que suelen evocar ciertas sensaciones o sentimientos.
Cuando se pretende transmitir sensaciones o resaltar ciertos mensajes con una fotografía, es preciso conocer como funcionan estos mecanismos de la percepción para poder aplicarlos para transmitir lo que deseamos.
La COMPOSICIÓN fotográfica es la selección y colocación de los motivos en el área de la imagen.

ELEMENTOS DEL MOTIVO:

LA LÍNEA: es uno de los elementos compositivos más importantes ya que nuestros ojos tienden a seguirlas, tanto si están constituídas por elementos lineales sencillos como ser por ejemplo una carretera, una hilera de cultivos o palos de luz; como por los contornos de determinadas formas o tonos. Se puede aprovechar para dirigir la atención del observador, sugerir profundidad o movimiento. Hay distintos tipos de líneas:
Línea Vertical
La Línea Vertical alarga las cosas, se presenta como un símbolo de dignidad, elegancia, espiritualidad, da sensación de movimiento y de agitación.
La Línea Horizontal hace más ancha las cosas, manifiesta reposo, tranquilidad, quietud, peso y estabilidad. Habitualmente nos gusta más una imagen compuesta con una línea en ascenso de izquierda a derecha y en descenso de derecha a izquierda.
Línea Horizontal
Las Líneas Diagonales que a menudo se forman en una fotografía, como por ejemplo la baranda de un paseo, una calle o un camino, es habitual colocarlas haciendolas coincidir con las esquinas de la misma, así el ojo recorrerá esas líneas desde las esquinas a los centros de la imagen ayudando a dirigir la atención del observador. Al cortar estas líneas a uno de los lados de la fotografía, ésta parece interrumpirse bruscamente, mientras que al llevarla a la esquina da la sensación de continuidad.
Línea Diagonal
Las Líneas Dominantes son aquellas formadas por La Mirada y El Movimiento. La mirada de  un ser humano traza una línea dominante imaginaria de gran fuerza expresiva que debe ser respetada y resaltada por el fotógrafo. Cuando la persona retratada está mirando hacia algún lugar, debe abrirse el encuadre situando a la persona a un lado y dejando un espacio libre delante de ella para ser ocupado por su mirada.
Línea Dominante
Por otro lado, una persona u objeto en movimiento también describe una línea dominante dada por su trayectoria y que también tiene gran fuerza expresiva. Cuando el motivo esté entrando en la escena es conveniente abrir el encuadre y dejarle un espacio libre delante para que sea ocupado por su trayectoria y resaltar el efecto de movimiento.

LA FORMA: es uno de los caracteres físicos de los objetos, junto con el volumen, la textura y el color. Para reconocer un objeto nos basta su silueta, como por ejemplo al realizar formas chinescas. La superposición de formas nos permite establecer alejamientos y profundidad.
Para conseguir tomas impactantes de objetos con formas atractivas conviene tener en cuenta:
- Abstraer las formas del objeto principal, eliminando al máximo los detalles, por ejemplo realizando un contraluz.
- Acercarnos al encuadrar de forma que aislemos la forma de un sólo elemento del motivo.
- Utilizar un fondo lo más uniforme posible para que no distraiga la atención.
- Buscar el máximo contraste de tono entre la forma principal y el fondo.
Un buen método para resaltar las formas consiste en utilizar algún elemento de la imagen para enmarcar el motivo, como por ejemplo aprovechar el arco de entrada a un monumento para enmarcar al motivo principal, rodeandolo con un tono opuesto que va a realzar la fuerza del motivo.
En cualquier caso, para que un objeto tenga corporeidad y ofrezca sensación de volumen, además de su forma debemos captar su sombreado (tono) y los detalles de su superficie (textura).

RITMO: es la relación entre la forma y el espacio, el resultado de la repetición de líneas, formas, volúmenes, tonos y colores. La repetición de un motivo aumenta la armonía de la escena, confiere unidad y fluidez. Las composiciones con un ritmo excesivamente rígido, como por ejemplo las olas, conviene romperlas con algún elemento discordante que atenúe su rigidez y proporcione un centro de interés.
Hay distintas clases de ritmo según lo que se quiera transmitir:
Ritmo por Progresión
Ritmo por Alteración: se trata de una serie de elementos distintos que se repiten alternándose en orden, como ser por ejemplo: una vaca, una oveja, una vaca, una oveja.
Ritmo por Simetría: este ritmo se presenta cuando la serie de figuras ordenas puede dividirse con un eje en dos partes iguales y opuestas. La imagen resulta agradable si los motivos situados a ambos lados del eje tienen un mismo peso visual. La composición simétrica es sencilla, solemne y formal, pero puede resultar fría y demasiado mecánica. Un ejemplo es un camino de arboles en perspectiva.
Ritmo por Radiación: se crea a partir de un punto central y orientando los elementos en sentido circular alrededor de éste.
Ritmo por Progresión: es aquel ritmo en que se altera la forma y el espacio de manera proporcional, es decir que a medida que el motivo se aleja en profundidad también se achica en tamaño.
Composición Asimétrica
Composición Asimétrica: se la conoce con el nombre de las formas de las letras o figuras que adopta. Las más utilizadas son: la triangular, con forma de S, L o C que son las que con mayor gusto recorre la vista.

EQUILIBRIO: una fotografía resulta más agradable cuanto más equilibrados se presenten los elementos que la componen. La distribución de los elementos debe hacerse según su peso visual, colocándo los de mayor masa visual más en el centro del encuadre, y los más ligeros hacia los márgenes. El peso visual está dado tanto como mancha o masa visual que ocupa en el encuadre, como por el volumen y el peso que intuitivamente asociamos a cada elemento, como ser por ejemplo una vaca pesa más que una oveja.
En las composiciones verticales es más natural a la vista si colocamos los objetos más pesados en la parte baja del encuadre.
En la fotografía color el equilibrio se presenta además en relación a la intensidad y el contraste de los colores.

TEXTURA: la fotografía puede reproducir la textura de una manera que al mirarla uno pueda preveer la sensación que produciría tocarla. Una textura muy resaltada confiere realismo a la imagen porque estimula nuestro sentido táctil. La textura, junto con el tono y la forma, transforman los motivos planos en imágenes con fuerte tridimensionalidad.
Entre los factores que resaltan la textura se destaca la iluminación. Mayormente los objetos iluminados con una luz dura, intensa y rasante revelan una textura imperceptible de otra forma.

VOLUMEN Y TONO: el aspecto sólido es dado a los objetos por el juego de luces y sombras. El Tono es la brillantez visual de una zona de una imagen y está relacionado con el color y con la luz. En ocasiones se busca utilizar sólo los tonos altos y blancos que sugieren frescura, inocencia y libertad, o usar tonos bajos para sugerir drama, misterio y obsesión.

ORGANIZACIÓN: en las culturales occidentales, derivado del sistema de escritura, las personas estamos acostumbrados a mirar de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, y a su vez la mirada suele detenerse en ciertos puntos concentrando la atención del observador en los mismos, puntos que debemos aprovechar colocando el motivo que deseemos destacar en la fotografía. De estos puntos nace La Regla de los Tercios que indica que si dividimos la imagen en partes iguales por dos líneas horizontales y dos líneas verticales, los cuatro puntos de intersección de estas líneas serán los que mayor atención recibirán y en el orden propio del sistema de escritura. De esto podemos deducir que el motivo no debe ir centrado en el encuadre, sino que es preferible desplazarlo un poco hacia la izquierda ya que así se obtendrán imágenes menos simplistas y más atractivas. La mirada estructuradora debe ser impuesta por el fotógrafo. La fuerza de una imagen radica en la relación de los elementos con las líneas imaginarias que dividen el encuadre. Las dos líneas verticales u horizontales determinan la posición de los elementos alargados de la imagen, como ser por ejemplo el horizonte o un edificio, y en los cuatro puntos de intersección de estas líneas se sitúan los puntos de interés de la imagen. La intersección entre 2/3 horizontal y vertical es una buena localización para el centro de interés.
También podemos dar interés a un objeto más que otro, colocando uno de ellos de forma entera mientras que el otro sólo en parte, o jugando con el tema del tamaño ya que la mirada siempre va al de mayor tamaño.

EL PUNTO DE TOMA: casi siempre puede aumentarse la fuerza de una imagen acercándose al motivo, ya que las tomas cercanas transmiten sensación de proximidad y calidez y potencian el protagonismo del motivo al excluir otros elementos.

PROFUNDIDAD Y DISTANCIA: el procedimiento más conocido para lograr profundidad es la Perspectiva Lineal en la que los objetos se achican a medida que aumenta la distancia a la cámara, como ser por ejemplo en una hilera de pinos en un camino.
A su vez se puede generar profundidad a partir de la Perspectiva Áerea en la que los objetos distantes tienen tonos más claros y menor definición que los del primer plano.
La pespectiva en general ayuda a llevar la vista al centro de interés.